Estuve a punto de no acudir a un acto de conciliación. ¿Qué hubiera sucedido?

Dolores Torres Vila 23/06/2016

shutterstock_112211471La respuesta inmediata que me viene a la cabeza es que habrías perdido una oportunidad de oro para resolver un conflicto. Y de resolverlo además de la  mejor forma posible: la tuya. No voy a entrar ahora en explicar en qué consiste la conciliación, ya que han sido tratados estos temas en post anteriores de mis compañeros, Carlos y Pablo: te invito a leerlos si quieres profundizar en la cuestión.

Cuando recibimos una citación o una simple notificación, muchas veces los nervios no nos dejan pensar con claridad. No sabemos qué debemos hacer. Siempre produce cierta ansiedad y nerviosismo. Que no cunda el pánico. Lo primero que puedo decirte es que no toda citación o notificación tiene que ser de algo malo o negativo. La conciliación no lo es. Todo lo contrario.

En España, la conciliación no ha tenido éxito y se ha convertido en un mero formalismo previo al pleito. Pocos tenían verdadero interés en ella: se cumplía el trámite y de cabeza al Juzgado. Una pena. La Ley de Jurisdicción Voluntaria trata de conseguir que cumpla su función, no sólo porque permite que se celebre un acto de conciliación antes o durante el procedimiento, sino también porque amplía el número de funcionarios ante los que ésta se puede celebrar. Se trata de potenciar y reforzar la capacidad de las partes en conflicto para resolver sus desavenencias, sin que sea otro el que decida por ellos. La conciliación nos permite contar con la ayuda de un tercero en esa tarea (he de recalcar: ayudar, no decidir por nosotros).

En mi opinión, uno siempre debe acudir cuando se le cita a una conciliación, y además acudir con mentalidad de llegar a un acuerdo. Ya se sabe: “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”. No ir es, seguro, una oportunidad perdida, pero es que, además, corremos el riesgo de que posteriormente seamos condenados en costas, lo cual no es broma.

Si somos citados para intentar resolver una controversia mediante un acto de conciliación y no acudimos, en el pleito posterior, si es que se llega a él, el juez puede entender que actuamos de mala fe al no acudir y, condenarnos en costas. Condenar en costas es pagar casi todos los gastos del procedimiento, lo que incluye los de abogado y procurador de la otra parte.

Pero no solo deberíamos ir por evitar que nos acusen de mala fe y acabemos condenados a pagar las costas del posible procedimiento posterior. Sino porque todo intento de solucionar nuestras desavenencias por la vía no contenciosa es poco. Y a ese convencimiento es importante llegar.

Tenemos una sociedad demasiado orientada a que sea otro el que resuelva nuestros problemas y lo ideal es que nos hagamos responsables de ellos e intentemos solucionarlos nosotros. Con la ayuda necesaria que el Estado ha puesto a nuestra disposición, pero nosotros.

No son pocas las veces que a los notarios nos llegan consultas de cualquier tema con la pregunta ¿y qué es mejor para mí?  Pues eso, sin duda, tú lo sabes mejor que nadie. Los notarios podremos asesorarte sobre las ventajas e inconvenientes de las distintas posibilidades, pero decidir lo que es mejor, lo tendremos que hacer cada uno de nosotros. Acudir a la conciliación abre la posibilidad de un acuerdo antes de que un tercero resuelva en nuestro nombre.

Además, el acto de conciliación en cualquiera de sus formas, no entraña grandes gastos.  Y, si acaba con acuerdo, éste es plenamente ejecutivo por sí mismo si se trata de conciliación judicial o notarial, y previa elevación a escritura pública si fuese registral.

La conciliación es rápida, ágil y flexible. ¿Qué más se puede pedir?

Que seamos todos ciudadanos responsables de lo que nos ocurre e intentemos solucionar nuestros problemas por nosotros mismos. Tenemos a nuestra disposición las herramientas ágiles, económicas y listas para ser usadas, así que… ¡A por ello!

En cualquier notaría de España estaremos más que dispuestos a informarte al respecto y ayudarte a tomar la decisión. Pero no te olvides, la decisión es tuya.

Si está buscando a la persona que cambiará su vida, eche una mirada al espejo”.

Anónimo

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